Muchos usuarios que quieren dar el salto al sistema operativo de Apple tienen miedo del periodo de adaptación. Aunque MacOS X sea muy intuitivo es cierto que requiere de un periodo de adaptación, sobre todo si el usuario tiene que acostumbrarse a un nuevo producto de apoyo. Una de las posibles soluciones, para hacer que la experiencia del switcher (denominación que se da a la persona que cambia a otro sistema operativo) no sea tan traumática es utilizar 2 sistemas operativos en la misma máquina.
Boot camp
MacOS X, en sus últimas versiones, incluye una utilidad para estos usuarios que vienen de Windows pero quieren saltar a MacOS X manteniendo el uso de Windows. Esta utilidad se llama Boot camp y permite, desde MacOS X, crear una partición en el disco duro y comenzar el proceso de instalación de windows. Todo el proceso de creación y gestión de Boot camp es accesible pero cuando comience el proceso de instalación de Windows, al reiniciar la máquina, sólo dispondremos de la accesibilidad que proporcione Windows en su proceso de instalación, lo que es muy poca o nula accesibilidad.
Al utilizar Boot camp, en Windows, deberemos instalar una serie de drivers y aplicaciones que nos permitirá aprovechar más el hardware de Apple sobre Windows. Además, nos permitirá seleccionar con qué partición arrancaremos la próxima vez que encendamos el equipo. Con esta característica un usuario ciego puede decidir si arrancar Windows o MacOS X sin necesidad de acceder a Grub, Lilo o cualquier otro gestor de arranque.
Virtualización
Con la solución de Boot camp deberemos reiniciar el equipo cada vez que queramos cambiar de sistema operativo. Esta solución puede ser apropiada para aquellos usuarios que pasen largas sesiones en un sólo sistema operativo. Para los usuarios que trabajen en MacOS X y quieran, muy puntualmente, acceder a Windows para utilizar una aplicación concreta la mejor solución pasa por virtualizar.
La virtualización de un sistema operativo consiste en utilizar una aplicación de virtualización (cliente) que permita ejecutar otro sistema operativo como si fuese un programa.
Para MacOS X hay varias soluciones de virtualización: VMWare, Parallels, VirtualBox, etc. Cada una tiene sus ventajas y defectos.
La principal diferencia entre ejecutar un sistema operativo de forma nativa, como se haría con Boot camp en el caso de Windows, es que todos los recursos de hardware están disponibles para el sistema operativo. En el caso de una ejecución virtualizada, si ejecutasemos un Windows virtualizado, sólo podríamos acceder a los recursos que el cliente de virtualización nos permita. Esto se debe, principalmente, a que los recursos de la máquina deben repartirse entre los dos sistemas operativos que se están ejecutando: el sistema operativo base o anfitrión, que ejecuta el cliente de virtualización, y el sistema operativo virtualizado.
Algunas ventajas de la virtualización es la posibilidad de almacenar instalaciones completas de un sistema operativo en discos externos. De esta forma, si nuestro Windows comienza a ir más lento o se detectan problemas de ejecución que nos hacen pensar en que tenemos que reinstalar, podemos ir a la carpeta donde nuestro cliente de virtualización guarda sus máquinas virtuales (que es como se conoce a una instalación de un sistema operativo virtualizado) y sustituir el Windows corrupto por nuestra copia de seguridad. Todo el proceso de reinstalación de Windows, más de 45 minutos, se reducen a un par de minutos. Incluso algunos clientes de virtualización permiten copiar o descargar instalaciones ya creadas.
Problemas de accesibilidad y virtualización
La ejecución virtualizada de un sistema operativo puede crear conflictos con algunos productos de apoyo. Por ejemplo, se conoce el problema que existe con VMWare, uno de los clientes de virtualización más utilizados, y la tecla de bloqueo de mayusculas, utilizada por varios lectores de pantalla como tecla de función. Además, el teclado de MacOS X no posee la tecla Insert, tecla también utilizada por varios productos de apoyo. La solución pasa por remapear la función de una de las teclas duplicadas del teclado (comando, mayúsculas, etc) y asignarle a dicha tecla la función de tecla Insert.
Un problema que afecta tanto a sistemas operativos virtualizados como nativos es la poca tolerancia del driver de vídeo de Jaws a drivers gráficos un tanto especiales. En el caso de una instalación nativa, una vez hayamos instalado los drivers de Boot camp, no encontraremos problemas. En el caso de una instalación de windows virtualizada, deberemos evitar el modificar el tamaño de la ventana del cliente de virtualización. Se recomienda utilizar Windows virtualizado a pantalla completa. Además, deberemos instalar los drivers para Windows del software de virtualización que estemos utilizando.
Conclusiones
Con estas posibilidades de ejecutar Windows y MacOS X el camino del switcher se hace más cómodo. Sólo debemos decidir si queremos 2 instalaciones nativas, para largos periodos de uso de una de ellas; o instalación nativa de MacOS X y virtualizada de Windows, por lo que Windows irá un poco más lento pero podremos saltar de un sistema operativo a otro de forma muy rápida.